martes, 29 de junio de 2010

La ramera del sistema de partidos


El partido reformista se ha convertido en la prostituta del sistema de partidos en la República Dominicana

Ese chupeteo que creó el gobierno Balaguerista durante sus veinte años en el poder, los hizo dependientes, adictos del búscame lo mío, no pueden vivir sin el lucrativo negocio de la venta de su propia conciencia.

Como una vagabunda de la Duarte, sólo busca donde hay dinero, o, quien le garantice su posición, cuarto en mano y aquello en tierra. Los dirigentes del partido jugaron con la esperanza reformista, vendieron descaradamente hasta sus interioridades.

No hay forma de que se levanten de nuevo. A la prostituta, sus mejores hombres la han abandonado y la seguirán dejando, por que su indelicadeza, su traición y su indecoro, la han llevado al descrédito la soledad y a la posible desaparición física.

El partido se ha llenado de incoherencias, de desconfianza y aunque quiera vestirse de señora, ya todo el mundo sabe lo que es. Alguien quien busca afanosamente mantenerse bailando la danza desacreditada del sistema político nacional, baile que usa y utiliza, procurando mantenerse, buscando las ganancias de sus oscuros pactos.

No comprende que si no hay un cambio de actitud en su ideología social cristiana, consciente de que es una corriente para el servicio de la mayoría y no para el disfrute de unos pocos, que se vayan olvidando de que algún día volverán al poder. Hoy quieren hacerle creer a este pueblo, que es una lady de alta sociedad, pero, ya se le ve el refajo roto de una señora que pretende ser distinguida y no es más que una prostituta de la Duarte.

Lo mejor que le puede pasar al sistema político nacional es que la junta prohíba los pacto entre fuerzas políticas y que cada quien vaya con su propia fuerza y el que perdió, perdió, así no quedamos envilecidos los compañeritos de las bases, que muchas veces no sabemos que pasó, pero ellos, los dirigentes llevan los bolsillos llenos.

Que la junta como árbitro del sistema, le ponga fin a la corrupción que impera en las organizaciones políticas y que el congreso termine de aprobar la ley de partido, la cual permanece engavetada en sus cureles, para que se termine de inmediato este relajo de tránsfugas entre los partidos.
Víctor Suárez

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