martes, 29 de junio de 2010
Excelentísimo señor presidente
América latina está comenzando a despertar del letargo, sueño en que la sumieron los tiranos, los malos gobiernos de la partidocracia inservible, el oscurantismo, y el abandono norte americano.
El horizonte se embellece con el canto de libertad y alegría de un futuro que no puede esperar a mañana, por que para América latina, el futuro comienza ahora, en este momento, en este mismo segundo.
Por eso señor presidente, le convido a unirse a este futuro que en sus manos de gobernante y hombre de hoy también se anida y se incuba, creo que usted fácilmente desde su poder y con un pequeño grado de disposición puede hacerlo eclosionar.
No hay que poner el comunismo delante de un proyecto sabio, bueno y dominicano, no hay que gritar socialismo con voz de gigante, no hay que seguir modelos capitalista, extranjeros.
Solamente hay que poner a Duarte delante, como el gran reunificador, de todos los Dominicanos y construir un modelo donde se incluya a todos los Dominicanos, construir una nación donde nos abracemos todos los Dominicanos, edificar un país donde se sientan comprometidos todos los Dominicanos y el hombre común y corriente se sienta vinculado con cada una de las decisiones de aquel que maneja el estado.
Quítese el gabán señor presidente, y despójese el traje de la atadura, compromiso que lo encadena con los opresores, con los desalmados, con los que no tienen sentimientos de pueblo, vístase de paisano si es preciso y rompa el convenio con el cual usted ascendió al poder, y comprométase con el pueblo, mézclese con los de abajo, con la patria, con Juan Pablo Duarte, con Luperon, con las manaclas, con maimón y etero hondo, con abril, que es comprometerse con cada uno de nosotros los que en este suelo habitamos.
Tiene usted la ocasión de alcanzar la gloria definitiva, al aval y al resguardo del pueblo, si a la gloriosa gesta se lanzare, si con la mano sincera y humilde de mi gente se alzare a la verdadera liberación de esta isla infinita.
Acompáñenos a la ventura eterna, no hay que romper con ninguna nación, al contrario, nos abriremos más cada día, a los pueblos hermanos, pero jamás volveremos a ser serviles de nadie, absolutamente de nadie.
Si usted pide la mano de este pueblo heroico, de este pueblo inmenso el cual fervientemente ambiciona la libertad sin dogma, usted tendrá la más grande de la fuerza humana conocida en este país, cimentando un proyecto de nación, que identificará a los dominicanos como un pueblo de luz, lejos del atraso en el cual nos encontramos hoy.
Basta de permitir, que la política en este país sea el negocio más lucrativo de los gángsters, donde el que tiene para invertir en este indecoroso negocio se hará rico para el resto de su existencia, motivo por el cual los pobres son cada día más pobres, y la política cada vez menos creíble.
No voy a decir señor presidente que es usted la ultima esperanza, como dicen sus fanáticos seguidores, pero si creo que puede ser usted una esperanza para este pueblo, si de una vez y por todas se aparta, de la mentira que le circunda, de los cleptómanos, que le rodean, de los compromisos que le encadenan al engaño y a la traición de este pueblo.
Muchas veces lo percibo a usted señor presidente, mirando hacia el horizonte desde su ventana de añil, queriendo romper con los esquemas del sistema establecido, y se que usted no quiere ser más una representación del hambre de la miseria del oscurantismo y la oscuridad, pero el fortín que lo apresa es tan poderoso, tan grande, que lo visualizo imposibilitado a romper con eso parámetros viles, sólo pida ayuda a este pueblo, a esta población que como usted y como muchos otros hombres de bien, queremos despedazar el dolor y la angustia de no ser un país libre de los traumas a que nos condena la carencia que se muestra eterna y la insuficiencia que se refleja en cada uno de los actos del dominicano, por la acumulación de sus riquezas en manos inescrupulosas
Por víctor Suárez
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