martes, 29 de junio de 2010

Rep. Dominicana, está bien


Tal vez este titulo haga sentir bien a aquellos que dicen que no me canso de quejarme de las necesidades de mi pueblo.

Yo he comprendido la verdad, y no crean que estoy satirizando, no, no, no, he comprendido que he sido un injusto por llorar tanto por querer que la gente tenga cosas que no necesitan, por querer darle más a la gente de lo que tienen sabiendo yo, que aquí todo esta bien y que es mucho lo que a los Dominicanos le sobra.

Este es un país que vive en una abundancia imperial, en todo el sentido de la palabra abundancia, donde no falta nada, absolutamente nada y cuando digo nada es nada, incluso lo repito, muchas cosas sobran.

Los apagones eléctricos son cosas de la historia y reto a alguien que me diga que en las ciudades Dominicanas hay interrupciones eléctricas, que las tarifas son impagables, o, que hay algún viso de arbitrariedad en la relación de esas empresas con los consumidores.

Tenemos una sobre alimentación, a los Dominicanos no nos faltan las tres comidas con su postre incluido a las cuatro de la tarde. Comida barata, en todo el territorio nacional y los centros del plan social de la presidencia marchando como Dios manda para la escasa gente que acude a esos lugares a buscar algunas cositas que a veces les hacen falta. Hay que decir la verdad se dañan muchas cosas ahí en los almacenes del plan social de la presidencia, por que nadie va a buscarla.

Las medicinas sobran en los hospitales, esos centros de salud tienen atenciones de primera, por eso allí van ricos y pobres, por que en República Dominicana en medicina y salud estamos alante alante.

Hospitales en cantidad, en condiciones de brillantez y los médicos trabajan contentos, llenos de satisfacción por su trabajo bien pagado y su preparación continua, pagada por el estado, para que cada día den un mejor servicio al país.

Este es un país sembrado de carreteras, todas muy bien cuidadas, incluyendo sus puentes, los caminos vecinales por donde salen los productos que consumen las ciudades parecen avenidas.

Y los campesinos viven una vida feliz, por el cuidado que le da el estado, Para que se mantengan allí, contentos sembrando, con tierra y pagos a tiempo por sus productos cosechados, para que no se desencanten y emigren a las ciudades. No vaya a ser cosa que dejen el conuco y se vayan motoconchar.

Aquí estamos bien, la educación tiene más del cuatro por ciento que siempre habían pedido los insaciables. Esos gusanos que cada día quieren más y más,

En un país donde los políticos no hacen negocios con la política, donde los políticos sólo viven, luchan, trabajan y mueren sacrificados por su pueblo, para que a la gente nunca le falte nada, por eso hoy podemos vivir por encima del nivel de la opulencia.

Nadie quiere irse de este país, donde estarían mejor?

No hay una nación que pueda darle a los Dominicanos, más de lo que aquí obtienen con un mínimo esfuerzo de trabajo, por eso usted puede ver la cantidad de extranjeros queriendo vivir en Quisqueya, por que aquí se le asegura trabajo, salud educación.

No se, pero, parece como que esto ya lo he dicho antes, este es un país sin limite en el bienestar de su gente.

Tenemos un transporte de primera, los servicios de primera, la delincuencia, delincuencia? Que es eso? En países como este donde la abundancia es tanta, esa acción que es propia de la carencia no existe, por eso Santo Domingo está libre de ese flagelo, el cual afecta duramente a los pueblos pobres de América latina y a los Estados Unidos.

Si no, mire usted los salarios de lujo que tenemos los trabajadores, las vacaciones pagadas en los mejores hoteles de la isla, por que es que en Dominicana, eso de ambición y acumulación individual, eso de desamor por los demás hace años que se extirpó de forma natural del cerebro de los Dominicanos.

Por eso ya no tengo que escribir llorando por el pan de los niños de los barrios pobres de la República Dominicana, ya no más llanto, ¿es mejor así Yonny cue? por que aquí, todo esta bien pero muy bien.
Y no les voy a poner imágenes de hospitales, de carreteras, de caminos vecinales, de niños y mucho menos de los barrios de esta poderosa nación, por que eso es de todos conocido, aquí estamos bien pero muy bien.

Por Víctor Suárez

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