martes, 6 de julio de 2010

UN CANTO A YAGUATE

Se que Yaguate crecerá
como crece un sol nuevo
que al futuro hace sendero
surcando la primavera,
cual árbol de la rivera
que sin cesar riega el río
lo siente el corazón mío
como si mis ojos lo vieran
que yaguate va sin tregua
al porvenir sin desvío.

Ya lo dije y es verdad
que este pueblo luchador
en donde brota el amor
y se respira la paz,
ya tiene su realidad
y en la conciencia se impone,
en su gente y su clamores
que a Yaguate da razón
para enfrentar con honor
al que al progreso se opone.

El progreso emergerá
en esta tierra de caña,
como sol de la mañana
la lumbre se encenderá,
Samuel Valdez lo dictará
y Ana Lilian Miranda,
desde sus tumbas aguardan
hoy por la mano de usted,
para darle al pueblo fe
y que Yaguate se expanda.

suelo que abrigó mis padres
con brazos tibio de amor
y en sus claros rayos de sol
les acoge cual una madre,
por eso quiero darte los mares
de dichas que te mereces
y devolverte con creces
lo que a los Suárez le has dado
por que si bien nos ha amado
amarte mas te mereces,

Yo se que tu crecerá
y no soy un visionario
pero mas temprano que tarde
las ideas se elevaran,
cual levadura en el pan
en todos los Yaguateros,
los que esperan con anhelo
ver su pueblo florecer
y en hilo de oro tejer
a Yaguate junto al cielo.

tierra de caña y melao,
gente alegre y tempranera
risa clara y piel morena
ojos de café y cacao,
de Isaias Valdés es legado
familia Rivas Bonillas
quienes supieron darle vida
al Yaguate que se fue
pero puede sentirlo usted
de Doña Ana a la javilla.

Yaguate tierno y soñador
de la orilla del camino,
construyendo vas tu destino
por la senda del amor,
por el sendero del sol
al vuelo de golondrinas
hoy vas tomando las bridas
hacia el futuro infinito,
que resuena como un grito
y en mi corazón se anida.

Bellas noches de Yaguate,
hermoso cielo estrellado,
que a tu suelo encadenado
la dulce lucha me ate,
para cuando cien años pasen
y mi cuerpo ya no exista,
mis huesos sientan la vida
de un canto que renace,
encauzando a Yaguate
a un progreso sin mentiras.

POR. VICTOR SUAREZ


Escrito en 1994

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