lunes, 28 de junio de 2010

RAFAEL SANTOS: EL MASTRO


Siempre: los estudiantes le llaman profesor
a aquel que lleva como instrumento de trabajo
una tiza y un borrador, a aquel que cada día está de pie frente a ellos,
con el claro propósito de dar clases,
pero a aquel, el cual además de dar las clases
enseña a aprender y se entrega por completo a la instrucción
como un sacerdocio, los sabios parroquianos le llaman maestro.

Así especifico yo a Rafael Santos, maestro que da de si hasta lo inverosímil
para hacer de los educandos, hombres y mujeres diestros para el
futuro.
Cada maña con el alba, sale en su yamaha 125 hacia la escuela de los ranchitos, (o el ranchito)
escuela que hoy dirige, siempre con el sueño de dar más que lo que ayer pudo haber dado.

Todo lo tiene presente y todo quiere enseñarles a sus estudiantes,
disciplina, comportamiento, higiene y sobre todo,
poner en sus almas el amor por los demás.
Y no solo es líder entre los alumnos, si no que por ese afán constante por entregar
sus conocimientos en cualquier situación en la que se encuentre,
es guía entre los comunitarios y compañeros de trabajo.
Licenciado en educación y veintitrés años en servicio,
cualquiera diría que son suficientes para ganarse el sobre nombre de diestro;
sin embargo tal licenciatura y todos esos años en el magisterio, no son más que un complemento
a su sapiencia, porque aquella gracia,
aquel amor por el trabajo de la enseñanza, corre por su sangre,
se impregna en su piel y cada palabra que de su boca sale, es una ilustración permanente.
Visité la casa del maestro, en la Sabana de Luperón, provincia, Puerto Plata
y la placidez de su modesto hogar me fascinó. Una familia típica de la Republica Dominicana
llena de amor y de respeto, casado con Alejandrina Ramos, maestra también,
con la cual han procreado cuatro hijo, Su foto de graduación cuelga de la pared
al lado de la foto familiar, su pequeña biblioteca en la sala,
donde los libros de historia y ortografía predominan.
Como buen anfitrión, la mesa tenia moro de gandules, carnes de cerdo,
de guinea y de pavo, así como ensaladas verdes y de papas, "o rusa",
coca cola, habichuela con dulce y café. Toda la familia reunida a la mesa degustando,
de aquel manjar que él y su esposa habían preparado.
La comunidad educativa se enorgullece de ciudadanos así,
de padres de familias así,
de maestros así, porque viven claro del papel que debe desempeñar
antes la sociedad y la comunidad en la cual vive y a la cual le sirve.।



VICTOR SUAREZ

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