La diferencia entre los buenos y los malos, es que los malvados actúan y los buenos viven en un letargo que asusta.
Los virulentos planean sus hechos endemoniados y los ejecutan, mientras los buenos se enteran después del porrazo.
Al parecer los maléficos tienen una energía superior para tomar decisiones avasallantes, a los buenos hay que empujarlos a actuar, los malos actúan, a los buenos hay que convencerlos a duras cantaletas de que una cosa es buena, los infernales, ya saben lo que tienen entre manos, mientras los buenos duermen la siesta, los bandidos sin vacilación ponen en practica sus fechorías, los protervos saben que el tiempo es ahora, los buenos, no tienen prisa, los perversos son osados, se arriesgan, a la vida o a la muerte, los buenos, son temerosos, los malos saben lo que quieren y lo que buscan, los buenos andan buscando oportunidades, a ver si le dan un chance, los inicuos no le importan los problemas, a los buenos los inconvenientes les aterran.
Por eso un elevado por ciento de las riquezas en el mundo, son mal habida, hecha por manos inescrupulosas, contrabandistas, narcotraficantes, extorsionistas, piratas, bárbaros, sanguinarios, ladrones, conquistadores, colonizadores, políticos y generales.
Como tal la maldad siempre va veinte leguas más adelante de la bondad.
Pues Víctor Suárez nunca a estado inscrito en partido político, soy ingobernable.
No soy pastor pero mucho menos oveja, no permitiré, que malvados me guíen en mi actuaciones políticas y sociales, haré lo que me dicte la conciencia y filosofaré con las ideas y conservaré mis manos para el fusil, pues es la única manera de hacer el cambio, un cambio al estilo malvado, cruel, pero para el bien de los sin nombres, hambrientos, un cambio para los sin pan y sin futuro, no auparé a un hombre hacia la presidencia ni con mis palabras, ni con mis ideas, para que luego sea mi vergüenza, jamás estaré en una organización política para servirme, o por un cargo que me lleve a darle la espalda a mi pueblo después de obtener el puesto, ni me cambiará el cerebro el traje ni la profesión.
Esta sociedad hay que cambiarla ya, desde la cabeza a los pies, pero a la fuerza, imponiendo la razón a la sin razón, no he vivido ni viviré la pasividad del redil en que han convertido mi pueblo, es lo que han hecho con mi gente ayer y hoy los embaucadores, el voto no es la vía, la huelga tampoco, dos métodos o instrumentos gastados de la democracia, a mi hay que atraparme luchando, peleando por lo que me pertenece, pues la mitad no quiero de nada, o a la vida entera, o a la muerte.
Creo que ésta pasividad de los buenos, más que bien hace daño,
los malos mandan, los buenos son mandados, los buenos compran y venden los malos son intermediarios, los malos organizan los buenos son organizados por ellos.
Los buenos son ovejas y los malos son pastores. Los malos matan millones y los buenos no son capaces de patearle el trasero, le temen a Dios; Al mismo Dios al que los malvados adoran y veneran y ante el cual se persignan cuando le arrancan el alma a un misericordioso, los buenos sueñan con alcanzar las metas los otros las arrebatan.
Ni un minuto más al engaño que ya se ha vuelto continuo en los estamentos de la vida de este pobre pueblo.
Victor Suarez
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