Cuarenta años después del CHE

Los hombres y mujeres que para mi, han sido y son mi ejemplo a
seguir, son aquellos que han manifestado amor incondicional por la
humanidad, no me importa que hayan sido comunistas, capitalistas,
cristianos, sólo hombres que quisieron que la humanidad desposeída
tenga lo necesario para vivir una vida en condiciones humana, esos son
los hombres que admiro y respeto, hombres y mujeres de espíritu
fuertes como el acero, los que han luchado para que no le falte el
pan, ni la salud, la educación, el abrigo,o el deseo glorioso de vivir
dichoso en este mundo, esos son los que sigo, los que lucharon por que
el dolor, y la desgracias que provocan otros desaparezca de la faz del
planeta, no importa como, no importa donde, esos son mis héroes
eternos, los que no han querido que ni un solo ser de la tierra viva
en condiciones dolorosas, dentro de una vida maldita por falta de
oportunidad, por eso admiro al Che, a Martín Lutherkin, a Jesús, al
Buda, Simón Bolívar, Fidel, Gandi, y asi mujeres que también han dado
su vida por el bien de todos, Juana de Arco, la madre Tersa, María
Trinidad Sanchez. Por tal razón, octubre y el día en que mataron al
che, son mágicos para mi, lo asesinaron por el sublime defecto de
defender a los humildes y enfrentar a los que les roban el pan y el
biberón de la boca a los niños de América y del mundo, este día yo
hago una profunda meditación, y trato de unirme a los sentimientos que
él enarboló. Aunque muchas veces creo que el mal puede más que el
bien, pues estos males por los que estos pro hombres lucharon aun
persisten, y me encuentro con el dolor en cualquier calle de cualquier
país del mundo, y me enfrento a la indiferencia del verdugo,
inconsciente, que no le importa el dolor de los demás.
Estos hombres y mujeres luminosos que nunca nada material tuvieron,
sus nombres están gravados con letras de oro en el horizonte infinito
de la humanidad, para demostrarle al mundo que el hombre no necesita
la acumulación de grandes riquezas para vivir una vida en paz y en
armonía con el entorno y con sus semejantes.

por VICTOR SUAREZ